Alopecia androgénica: ¿y si la clave estuviera en las mitocondrias y no solo en las hormonas?
La alopecia androgénica, también llamada calvicie común, es el tipo de pérdida de cabello más frecuente. Millones de personas en el mundo la sufren y, aunque existen tratamientos conocidos como el minoxidil, la finasterida o incluso los trasplantes capilares, lo cierto es que ninguno ofrece una solución definitiva.
¿Por qué seguimos perdiendo pelo a pesar de tantos tratamientos?
Hasta ahora, casi toda la investigación se ha centrado en un culpable muy concreto: la dihidrotestosterona (DHT), una hormona que “miniaturiza” el folículo piloso, haciéndolo cada vez más débil hasta que deja de producir cabello. Pero un nuevo estudio científico abre otra puerta muy interesante:
¿y si la causa de fondo no fueran solo las hormonas, sino también un problema en la energía de nuestras células?
Aquí es donde entran en juego las mitocondrias, esas pequeñas estructuras conocidas como las “baterías de la célula”. Un grupo de investigadores liderados por Ting-Ru Dong publicó en 2025 (ref), en la revista Stem Cell Research & Therapy, una revisión científica que abre una nueva forma de entender la alopecia androgénica., cuando las mitocondrias del folículo piloso no funcionan bien, el cabello tiene menos fuerza para crecer y mantener su ciclo natural.
Y esto podría explicar por qué muchos tratamientos actuales no terminan de frenar la alopecia.
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La nueva pista científica: las mitocondrias del folículo capilar
Imagina que cada célula de tu cuerpo es como una pequeña fábrica. Para que esa fábrica funcione, necesita electricidad. Sin energía, las máquinas se paran, la producción se detiene y la fábrica entra en crisis.
En nuestras células, esa electricidad la producen las mitocondrias, unas estructuras diminutas a las que se suele llamar las baterías de la vida.
Las mitocondrias forman parte de la célula humana como podemos ver en este esquema:

Y si aislamos la mitocondria tiene esta forma:

En el caso del cabello, las mitocondrias del folículo piloso —la raíz de donde nace y crece cada pelo— son las encargadas de dar la energía necesaria para que las células fabriquen nuevo cabello, lo reparen y lo mantengan fuerte.
El nuevo estudio científico ha observado que, en la alopecia androgénica, estas baterías celulares no funcionan como deberían. Y cuando las mitocondrias fallan, el folículo se queda sin energía suficiente, se altera su ciclo natural y poco a poco va produciendo un pelo más débil, fino… hasta que desaparece.
En otras palabras: la alopecia no sería solo un problema de hormonas, sino también de “pilas gastadas” dentro de nuestras propias células.
¿Qué descubrió el estudio?
El grupo de investigadores liderados por Ting-Ru Dong publicó en 2025, en la revista Stem Cell Research & Therapy, una revisión científica que abre una nueva forma de entender la alopecia androgénica.
Su conclusión principal es clara: el problema no está solo en las hormonas como la DHT, sino también en la energía de las células del folículo piloso.
El equipo de Dong y sus colaboradores observó que, cuando las mitocondrias (las “baterías” de la célula) no funcionan correctamente:
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El folículo se queda sin energía (ATP), como si una bombilla recibiera poca corriente y empezara a parpadear hasta apagarse.
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Los mensajes entre células se distorsionan, impidiendo que llegue la orden de “producir nuevo cabello”.
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Se acumulan desechos y estrés oxidativo, que dañan las células igual que el óxido corroe una pieza metálica con el tiempo.
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Las células productoras de pelo mueren antes de tiempo, dejando al folículo inactivo y sin capacidad de regeneración.
En otras palabras: cuando las baterías internas de nuestras células capilares se descargan, el folículo entra en un apagón energético. Y sin energía, el cabello se debilita, se afina y termina desapareciendo.
Este hallazgo es muy importante porque plantea un cambio de paradigma: además de controlar las hormonas, quizá también debamos aprender a cuidar y proteger la energía interna de nuestras células si queremos frenar la caída del cabello.
Los caminos que se bloquean en el folículo
El estudio de Ting-Ru Dong y su equipo también analizó los “caminos de comunicación” dentro del folículo piloso. Estos caminos, llamados vías de señalización, son como interruptores que le dicen a las células cuándo deben crecer, repararse o detenerse.
Cuando las mitocondrias no funcionan bien, varios de estos caminos se bloquean:
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Wnt/β-catenina → Es el interruptor que activa el crecimiento del cabello. Si la mitocondria no genera la energía adecuada, este interruptor se queda apagado y el folículo entra antes en fase de caída.
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Notch → Es como el “arquitecto” que da las órdenes de construcción a los queratinocitos (las células que forman el tallo del pelo). Si se bloquea, esas células no se diferencian bien y el cabello nace más débil.
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TGF-β/Smad → Este camino funciona como una señal de “hora de cerrar la fábrica”. Cuando se activa demasiado, ordena a las células del folículo que mueran antes de tiempo.
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PI3K/AKT → Es la vía de la supervivencia. Cuando está encendida, protege a las células y fomenta la producción de energía. Si falla, el folículo pierde defensas y resistencia.
En conjunto, todos estos caminos son como el sistema eléctrico de una ciudad: si hay cortes de luz en las líneas principales, los semáforos, hospitales y casas dejan de funcionar. En el folículo pasa lo mismo: sin una red de comunicación estable, el ciclo del cabello se interrumpe y el pelo se miniaturiza.
De la ciencia al futuro: nuevas terapias en camino
La gran pregunta es: ¿y qué significa todo esto para quienes sufrimos alopecia androgénica?
Hasta ahora, los tratamientos más usados se han centrado casi exclusivamente en las hormonas: reducir el impacto de la DHT con fármacos como la finasterida o estimular el folículo con minoxidil. Y aunque estos métodos funcionan en parte, todos sabemos que no son la solución definitiva, además de los efectos sencundarios del finasteride y del minoxidil que también vimos aquí (Artículo efectos secundarios minoxidil y finasteride).
El estudio de Ting-Ru Dong y su equipo abre una puerta distinta: tratar directamente la energía de las células. Si el folículo pierde fuerza porque sus mitocondrias están “descargadas”, entonces quizás el futuro de los tratamientos no pase solo por bloquear hormonas, sino por revitalizar esas baterías internas.
Los investigadores plantean varias posibilidades:
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Medicamentos dirigidos a las mitocondrias, que ayuden a producir más energía y a reducir el estrés oxidativo.
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Terapias que activen vías protectoras, como PI3K/AKT, que funcionan como un “modo supervivencia” para las células del folículo.
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Sistemas de liberación inteligente, capaces de llevar nutrientes o moléculas activas directamente al folículo, donde se necesitan.
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Combinaciones de tratamientos: usar lo mejor de los bloqueadores hormonales junto con enfoques que cuiden las mitocondrias.
Lo más interesante es que este cambio de perspectiva nos acerca a un enfoque más integral: no solo frenar la caída, sino también recuperar la vitalidad interna del folículo para que pueda producir cabello más fuerte y duradero.
¿Qué podemos hacer hoy para cuidar nuestras mitocondrias y el cabello?
Aunque las terapias enfocadas en las mitocondrias todavía están en investigación, hay varias cosas que ya podemos hacer en nuestro día a día para mantener estas “baterías celulares” en buena forma y, con ello, ayudar a proteger la salud de nuestro cabello:
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Alimentación rica en antioxidantes
Frutas, verduras y alimentos como el aceite de oliva virgen extra ayudan a reducir el estrés oxidativo que daña a las mitocondrias. -
Ejercicio regular
El movimiento no solo activa la circulación en el cuero cabelludo, sino que también estimula la biogénesis mitocondrial: en otras palabras, ayuda a producir nuevas mitocondrias. -
Dormir bien
El descanso de calidad es esencial para que las células reparen el daño acumulado y mantengan la energía en buen estado. -
Evitar tóxicos
Productos capilares con sulfatos agresivos, siliconas o químicos dañinos pueden alterar el cuero cabelludo y aumentar la inflamación.
En SIIL creemos que cuidar el cabello de forma natural es clave para mantener su salud a largo plazo. Por eso recomendamos rutinas libres de tóxicos que apoyen tanto la piel como los folículos:
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El Champú Densificador, que limpia suavemente sin dañar el cuero cabelludo.
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El Agua Esencial, que calma y mejora el entorno del folículo.
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El Aceite de Crecimiento y el Scalp Roller, que estimulan la microcirculación y favorecen un cuero cabelludo más activo.
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El suplemento NUTRISIIL, que aporta nutrientes esenciales para las células y ayuda a mantener su energía en equilibrio.
Todo esto no sustituye a las terapias médicas, pero sí suma como un estilo de vida que protege nuestras mitocondrias y, en consecuencia, le da al folículo más herramientas para mantenerse fuerte.
Conclusión: un cambio de paradigma en la lucha contra la alopecia
Durante años, la alopecia androgénica se ha explicado casi exclusivamente por la acción de las hormonas, especialmente la DHT. Sin embargo, el estudio de Ting-Ru Dong y su equipo nos recuerda que el cuerpo es mucho más complejo: la salud del cabello también depende de la energía de nuestras células y del buen funcionamiento de las mitocondrias.
Este nuevo enfoque abre una ventana de esperanza. Significa que, en el futuro, los tratamientos podrían ir más allá de bloquear hormonas y centrarse en revitalizar las “baterías internas” del folículo para devolverle fuerza y vitalidad.
Mientras la ciencia avanza, nosotros ya podemos dar pasos en esa dirección: cuidar nuestra alimentación, movernos más, descansar mejor y elegir productos capilares naturales y libres de tóxicos, como los de SIIL, que respetan la piel y el folículo.
La alopecia androgénica es un reto, sí. Pero la buena noticia es que la investigación sigue avanzando, y cada descubrimiento nos acerca un poco más a soluciones más completas y eficaces. El futuro del cabello puede estar en la energía de nuestras propias células.
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